Esto no sale de aquí (Parte II)
En materia de hombres, la Carola siempre ha sido guata de tarro. Salvo algunas humildes excepciones llamadas pololos, sus conquistas de soltera son –por causas aún no aclaradas pero sí ampliamente debatidas- los infaltables “ni con diez piscolas”.
Si es cierto eso de que a nadie le falta Dios, la Carola hace tiempo se adjudicó el título de promotora oficial para tan divino manifiesto, cuidando que no quede alma masculina alguna sin el auspicio del Pulento. Es, amorosos, toda una versión moderna de Sor Teresa de Calcuta. Con ese himno celestial como estandarte, ha sabido barrer peñas, fondas y carretes universitarios de cuanto anfibio jugoso ha podido encontrar.
Ninguno de ellos, por cierto, se ha transformado en un príncipe azul.
¿Su defensa? “No importa el envoltorio, lo que vale es el muñeco”. De ahí que su total ausencia de requisitos estéticos para postular al sabanazo mute a una férrea exigencia a la hora de los quiubos. O cumples, o te vas. De ahí, también, su historia:
El de dónde lo sacó, no lo quiso contar. La apretamos sin pudores y le rellenamos el daiquiri afanosamente, pero no hubo caso: la Caro, tan deslenguada para sus narraciones, no soltó la pepa sobre el origen de su machote. Sí confesó lo que todas dábamos por supuesto: el susodicho no le llegaba ni a los talones a Adrián. Ni que fuéramos a sorprendernos con eso.
Salieron un par de veces y ella aterrizó en su morada. Finalmente, y tras un considerable período de sequía, iba a quitarse las ganas. Se desvistieron rápido y sin necesidad de previas. A esas alturas, lindos, a ella solo le interesaba el menequeteo. En dos segundos estaban en la cama, en actos plenamente reñidos con la moral y las buenas costumbres. Y en cinco minutos, la función se había acabado.
Con la tetera en plena ebullición y sin posibilidad de enfriarla, la Carola escuchó a regañadientes las disculpas de su seudo galán. Que los nervios, que me gustas tanto que no me aguanté, que te juro que a la próxima no pasa. Ella masculló un bueno ya y volvió a su casa a completar a manopla lo que él no había conseguido.
Dos días después, él visitaba su territorio. Por consideraciones humanitarias y carnales, la Carola había decidido darle otra oportunidad. Esta vez, lo abordó con calma. Nada de ahuyentar a la presa, amorosa. Rodaron a la cama. El contador marcó un minuto. Dos. Cinco. Ella respiró aliviada. Había traspasado la delgada línea roja. Tal vez este sí podría ser el partner sexual de turno, alcanzó a pensar antes de que él, al minuto diez, llegara a la meta. La de él, por supuesto.
Indignada, y más aún viendo su cara de satisfacción, explotó:
- Toma tus cosas y ándate.
- Pero ¿por qué?, ¿qué pasó?
- No te quiero más en mi casa, eres un egoísta en la cama. Duraste un estornudo.
- Tsss, que eres golosa.
Ante eso, su ira se expandió como hongo atómico. Tomó las prendas del vigoroso, y las tiró escalera abajo al primer piso. “Te vas”, le dijo sin chistar. Él no se tomó la molestia de discutir, y partió.
- Pero Carola, ¿no habrá sido mucho? O sea, diez minutos tampoco es tan terrible -alcancé a mediar a favor del desconocido adefesio.
- Soy una mujer que sabe lo que necesita, Marilú. Si alguna acá quiere a un amante “entre cinco y diez”, que levante la mano y yo se lo consigo.
Todavía nadie ha gritado ¡yo!
Mil perdones por la tardanza. Admito que los panes manoseados, los kuchenes silvestres, los asados al palo y la playita laguera me tienen abducidas del ciber espacio. Ahora me las emplumo a una zona sin conexión, pero vuelvo al mundo el próximo fin de semana.
Si es cierto eso de que a nadie le falta Dios, la Carola hace tiempo se adjudicó el título de promotora oficial para tan divino manifiesto, cuidando que no quede alma masculina alguna sin el auspicio del Pulento. Es, amorosos, toda una versión moderna de Sor Teresa de Calcuta. Con ese himno celestial como estandarte, ha sabido barrer peñas, fondas y carretes universitarios de cuanto anfibio jugoso ha podido encontrar.
Ninguno de ellos, por cierto, se ha transformado en un príncipe azul.
¿Su defensa? “No importa el envoltorio, lo que vale es el muñeco”. De ahí que su total ausencia de requisitos estéticos para postular al sabanazo mute a una férrea exigencia a la hora de los quiubos. O cumples, o te vas. De ahí, también, su historia:
El de dónde lo sacó, no lo quiso contar. La apretamos sin pudores y le rellenamos el daiquiri afanosamente, pero no hubo caso: la Caro, tan deslenguada para sus narraciones, no soltó la pepa sobre el origen de su machote. Sí confesó lo que todas dábamos por supuesto: el susodicho no le llegaba ni a los talones a Adrián. Ni que fuéramos a sorprendernos con eso.
Salieron un par de veces y ella aterrizó en su morada. Finalmente, y tras un considerable período de sequía, iba a quitarse las ganas. Se desvistieron rápido y sin necesidad de previas. A esas alturas, lindos, a ella solo le interesaba el menequeteo. En dos segundos estaban en la cama, en actos plenamente reñidos con la moral y las buenas costumbres. Y en cinco minutos, la función se había acabado.
Con la tetera en plena ebullición y sin posibilidad de enfriarla, la Carola escuchó a regañadientes las disculpas de su seudo galán. Que los nervios, que me gustas tanto que no me aguanté, que te juro que a la próxima no pasa. Ella masculló un bueno ya y volvió a su casa a completar a manopla lo que él no había conseguido.
Dos días después, él visitaba su territorio. Por consideraciones humanitarias y carnales, la Carola había decidido darle otra oportunidad. Esta vez, lo abordó con calma. Nada de ahuyentar a la presa, amorosa. Rodaron a la cama. El contador marcó un minuto. Dos. Cinco. Ella respiró aliviada. Había traspasado la delgada línea roja. Tal vez este sí podría ser el partner sexual de turno, alcanzó a pensar antes de que él, al minuto diez, llegara a la meta. La de él, por supuesto.
Indignada, y más aún viendo su cara de satisfacción, explotó:
- Toma tus cosas y ándate.
- Pero ¿por qué?, ¿qué pasó?
- No te quiero más en mi casa, eres un egoísta en la cama. Duraste un estornudo.
- Tsss, que eres golosa.
Ante eso, su ira se expandió como hongo atómico. Tomó las prendas del vigoroso, y las tiró escalera abajo al primer piso. “Te vas”, le dijo sin chistar. Él no se tomó la molestia de discutir, y partió.
- Pero Carola, ¿no habrá sido mucho? O sea, diez minutos tampoco es tan terrible -alcancé a mediar a favor del desconocido adefesio.
- Soy una mujer que sabe lo que necesita, Marilú. Si alguna acá quiere a un amante “entre cinco y diez”, que levante la mano y yo se lo consigo.
Todavía nadie ha gritado ¡yo!
Mil perdones por la tardanza. Admito que los panes manoseados, los kuchenes silvestres, los asados al palo y la playita laguera me tienen abducidas del ciber espacio. Ahora me las emplumo a una zona sin conexión, pero vuelvo al mundo el próximo fin de semana.
26 comentarios:
fuerte lo de tu amiga.
En dos segundos estaban en la cama, en actos plenamente reñidos con la moral y las buenas costumbres.
esa parte me mato xD
entre 5 y 10!!!
casi tan impresionada como cuando leí que más de la mitad de las parejas chilenas tienen sexo una vez cada dos meses.
saludos!!
Uf, duraba menos que un candy el galán.
Lo peor de todo, es que esta historia me resulta familiar...
Ah, el otro día leí que el promedio es 8 minutos... nadie puede!!!!
Jajaja
Tremendo los términos que salen por acá.
tellible, lo peor es que el pastel no asumia su culpa, como todo pastel puro envoltorio
saludos, buen regreso!!
wow!!....cosa sería la Carola....no le vienen na con cuentos a la kaura...jejje
Nunca me he tomado el tiempo en eso con mi pololo, sólo duramos hasta cuando no damos más....y afortunadamente acbamos felices los dos...jejjej
Un abrazo...ya te tengo en mis links!
Jeje, pobrecito él...
Qué onda los datos? cada dos meses? 8 minutos el promedio?
Qué está pasando?
Mmmmm, ¿me pongo grave? Efectivamente tu amiga es golosa porque en rigor, lo que se denomina coito un promedio de ocho minutos garantizados por notaría sexológica. Ya sé que no es rígidfo, algunos duran menos y otros duramos más.
Pero, o sea, la cabra efectivamente es golosa, lo que tampoco es malo. Es más, viendo los especímenes que busca lo de "pucha, la mina golosa" que esgrimió el Valentino de Cuarta algo de razón así tenía.
Digamos que si el galancete no conoce sus tiempos o si los conoce y no hace nada es un problema de él efectivamente entonces.
Esta cuestión (sin el más mínimo interés de querer pontificar) tiene que ver efectivamente con el egoísmo. Que a las minas golosas como "la Carola" no le sean necesarios los preámbulos, en ningún caso quiere decir que uno se despreocupe de su placer.
Yo creo, mi estimadísima Marilú, que es allí dónde algunos congéneres míos no quieren hacer entender a sus rígidas mentes (que para su desgracia no es lo que uno necesita en rigidez para ocasiones símiles). En que ellas tienen MUCHAS formas de sentir placer.
HE AHI EL DETALLE... Cosa de preocuparse un poquito, de imaginación. De olvidarse del manual.
Mis saludos, está cada vez más ilustrativo su blog oiga.
Independiente de lo feito, no se perdona lo cortito.
Eso
B.
PD: Me guasta como escribes. Tengo una sospecha. mmmmmmmm
lo que pasa es que el sexo es algo que puede llegar a ser terriblemente estresante para uno...por que las mujeres son exijentes y te evalúan todo : hay que ser pasional, vigoroso, tener técnica y buen porte........ ufff cualquiera se estresa con eso
y si, tu amiga es golosa....
saludos ¡¡¡¡
estimada:
que gusto leerla,, realmente me divierte... pobre amiga suya... En este sentido, con todo respeto, creo que los "gays" tenemos mejor suerte que ustedes... jajaja
lo cortés no quita lo caliente.
Mis cordiales saludos ;)
os..
No creo que sea ser golosa, pero es una cuestión de ritmo y tiempo... a veces necesitamos más, y en otras ocasiones a los dos minutos uno se va y el otro sigue (claro, la diferencia es que uno llega al orgasmo y puede seguir tranquilamente, jajajjajaj). Pero si no estaba satisfecha, mejor despacharlo.... jajajja.
Besos
Hola Marilú... Tiempo que no pasaba por estos lares...
A mi me ocurrió una vez lo que le ocurrio a tu amiga, con la diferencia que el caballero en cuestion me calentó la sopa como por dos o tres semanas... Onda... Tocaba, besaba y otras cositas, pero nada mas y yo quedaba loca, cuando finalmente se veia que pasaria lo que tenia que pasar, yo me volvi el doble de loca, me aguante de no hacer lo que tu amiga hizo en la primera cita... Tirarme sobre el sin previa ni nada... Hubo previa y ya parecia olla a presion... el problema es que el acto sersual en si... jejeje, fue como contar: 1,2,3 y listo... se acabo la custion... Quede insatisfecha como era de esperar y despues de eso, cada vez que mi celu sonaba y aparecia el nombre del señor en cuestion, yo fingia no escucharlo... jejeje...
No es que una sea golosa, es sólo que a veces el hombre debe entender que si empezaron la maraton juntos, tienen que procurar llegar por lo menos con poca distancia de diferencia a la meta.. O bien llegar juntos... Nunca el hombre primero y la mujer mucho despues, eso si que es una señal de machismo y egoismo... HE DICHO!!!
ESO!!!
jajaja...
ALMA
El problema no es el reloj, es que no hay tiempo largo ni corto, solo adecuado, si el tiempo no es el adecuado, no importa si son segundos, minutos u horas... a veces, con la pareja errada, nunca será el tiempo preciso.
saludos
que mala lo de tu amiga, ojala tenga mejor suerte la proxima vez, y no creo que el tiempo sea el problema, tal vez el metodo es el fallido.
Saludos
Ja!, es que este blog es muy rebueno...
Chuta, no cacho, pero tiene que haber estado bien aburrida tu amiga para haber tomado el tiempo (o tal vez hizo una estimación)...
Pobre tipo, la tremenda humillación...
Eso no quita que me haya cagado de la risa...
Saludos...
jaja todos los hombres defendiendo al chico de entre 5 y 10 jajaja por favor! no lo justifiquen más y aprendan de este post (y de este blog entero). Les suena algo así como... 60 minutos?... jajaja
Me divertí mucho con este blog.
Saludos,
Karolina
A mi paso una vez, sólo una aguante, dije si no durás más, por que la cosa no es llegar y poner, se cierra el negocio hasta nuevo aviso, usted sabrá mi rey. Pues bien ahora es todo felicidad yo soy la que termino pal gato....ja!
Saludos,
Hey! Muchas gracias por pasarte por mi blog, me recagué de la risa con el tuyo, jaja, sin duda alguna te seguiré visitando.
Saludos!
Que te puedo decir...
Quien quiere un mino entre 5 y 10? alguien q dure lo mismo e sla respuesta...
Y lo peor de todo... es q entiendo a tu Amiga en lo de "guata de tarro" y en lo del "tiempo" jajajajajjajaja
El ultimo amante de turno me duraba 15 minutos y yo no estaba ni tibio... asi q tb lo despachamos
adoré las dos aprtes..
un beso amorosa..
Nikin
Pues muy bien hecho, yo hubiera hecho lo mismo. Menuda patata de amante y qué egoísta jajaja. Lo de la manopla... jajajaja me ha encantado. Usas expresiones que desconozco y que me dejan con ganas de más (las entiendo y me resultan graciosas) Me declaro tu fan número 1.
[Mira que no haberme pasado antes por aquí]
Un abrazote fortísimo ;)
Te voy a poner un link pero yaaaa
chooooo!!
Me suena a historia conocida lo de los minos feos... sí, muchas veces tienen su "belleza interior" escondida... pero no séeeee xD
8 minutos promedio! qué bizarro... 2 veces al mes? con razón todo el mundo vive estresado, jajajajaa!!
besos!
Yo duro entre 4 y 6 minutos.
Ahora con una mujer, no se!! no he tomado el tiempo.
Saludos cochinos.
Hola. Estoy de acuerdo con Alvaro. La cuestión de los nervios, especialmente las primeras veces, pueden causar estragos.
Tuve suerte con mi novia con quien fuimos arreglando esa situación, tanto como para pasar de 5min a más de 15 (30 inclusive); hasta simultáneo.
Si es por experiencia, si, un hombre debería aguantar y tener consideración, es hermoso ver y sentir el orgasmo femenino. Pero si es un recién llegado, o nueva cita (en una relación que llegue a importar), aconsejo la paciencia, se pueden ganar muchas "satisfacciones".
Si es sólo para el rato, cuidado, porque el otro también buscaría el rato y no necesariamente la satisfacción femenina.
Ciao, buena suerte.
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