Bendito calor
Los menjunjes afrodisíacos me dan risa. Que los mariscos, que el vino tinto, que las velas. Que las sales de baño, que lencería animal, que masajes con aceite de almendras.
No que no los haya usado, esos y muchos más. In fact, el trajecito Playboy de encaje negro y orejitas blancas está bien al alcance de la mano en mi velador. Él, y la boa de plumas negras y las cremas aromáticas, que a veces se abren y dejan una pasta perfumada en las esquinas del cajón triple X.
Nada de eso, Viagra incluido, le llega a los talones a un buen termostato marcando 30ºC o más. O sea, la ola de calor que nos azota este enero es una bendición, lindos. Por más que uno se escude en aires acondicionados diversos, es inevitable transitar por zonas de impacto tropical, y sudar como chancho antes de arribar a cualesquiera sea el destino.
Qué mejor estímulo que ese. El que no caiga persuadido, allá él y mis más profundas condolencias para su partner de sábanas. El calor está diciendo, lolitos. Está pidiendo a gritos que nos amemos por sobre, bajo y al costado de todas las cosas.
¿Un vinito para distender el ánimo y aplacar inhibiciones? Con 34ºC, no hay ropa que alcance a cruzar la puerta de la morada. Pregúntenle a Boyfriend, que es amante piluchístico de pasear su humanidad al fresco para evitar los bochornos. ¿Una tinita o jacuzzi para entrar en calor? Ya lo dije: ¡hacen 34ºC! ¿Accesorios de encaje o felpudos? Lo recuerdo: la ropa no llegó al dormitorio.
And so on. Nada, absolutamente nada es necesario para subir la temperatura corporal. Viene cargada y reloaded con el calor externo. Los poros ya están abiertos, las inhibiciones olvidadas junto al vestuario, la sangre palpitante, y cada músculo del cuerpo, dilatado. Así no hay más que hacer, que hacerlo.
Y pido disculpas por haber tardado tanto en escribir. Es que estaba, justamente, haciéndolo. Cada día y cada tantas horas.
No que no los haya usado, esos y muchos más. In fact, el trajecito Playboy de encaje negro y orejitas blancas está bien al alcance de la mano en mi velador. Él, y la boa de plumas negras y las cremas aromáticas, que a veces se abren y dejan una pasta perfumada en las esquinas del cajón triple X.
Nada de eso, Viagra incluido, le llega a los talones a un buen termostato marcando 30ºC o más. O sea, la ola de calor que nos azota este enero es una bendición, lindos. Por más que uno se escude en aires acondicionados diversos, es inevitable transitar por zonas de impacto tropical, y sudar como chancho antes de arribar a cualesquiera sea el destino.
Qué mejor estímulo que ese. El que no caiga persuadido, allá él y mis más profundas condolencias para su partner de sábanas. El calor está diciendo, lolitos. Está pidiendo a gritos que nos amemos por sobre, bajo y al costado de todas las cosas.
¿Un vinito para distender el ánimo y aplacar inhibiciones? Con 34ºC, no hay ropa que alcance a cruzar la puerta de la morada. Pregúntenle a Boyfriend, que es amante piluchístico de pasear su humanidad al fresco para evitar los bochornos. ¿Una tinita o jacuzzi para entrar en calor? Ya lo dije: ¡hacen 34ºC! ¿Accesorios de encaje o felpudos? Lo recuerdo: la ropa no llegó al dormitorio.
And so on. Nada, absolutamente nada es necesario para subir la temperatura corporal. Viene cargada y reloaded con el calor externo. Los poros ya están abiertos, las inhibiciones olvidadas junto al vestuario, la sangre palpitante, y cada músculo del cuerpo, dilatado. Así no hay más que hacer, que hacerlo.
Y pido disculpas por haber tardado tanto en escribir. Es que estaba, justamente, haciéndolo. Cada día y cada tantas horas.
4 comentarios:
estimada:
Genial su blog, me agradó esa ambigüedad innata que chorrea en su cuentooo
Estamos leyendo...
Saludos,.
os..
mishhh...
Me gustó el concepto calor. A mi también me mata. Sin embargo, a su performance, que parece buena, le agragaría algunos elementos frios o helados para rozar por el cuerpo. Digo yo, todo lo que es el abrir y cerrar poros, la piel de pollo, los estremos...
Un gusto
Eso
B.
Adoro tu blog!
creo que me incluyo en tus historias! totalmente identificada, aunque sola, yo no tengo boyfriend
Aja, ahora entiendo porqué dijiste que teníamos mucho en común, jajajaja. Las dos somos unas calientes ;)
¡Mandame un poquito de ese calor de Chile! Acá estamos con un frío y húmedad bestiales. Aunque debo confesar que después de tantos años de vivir en Alemania, no había pasado un invierno como este. Aún no ha nevado y normalmente en enero-febrero las temperaturas suelen bajar hasta veinte grados bajo cero. El agujero en la capa de ozono nos está cambiando el clima en todo el mundo.
Un abrazo, colega. ¿Nos seguimos leyendo? ;)
Publicar un comentario