Esas fantasías
“Holaaa”, saluda chispeante mientras asoma su cabeza entre la cortina de baño. Le hago espacio y tomo la ducha teléfono con una mano. En la otra, pongo jabón líquido. Los espejos se empañan. Boyfriend me acaricia suave y espumoso. Le devuelvo chorros de agua por el espinazo. Él gime. Yo me excito. Me voltea y le entrego mi espalda. Su cuerpo se acopla, las caricias se intensifican y ya no aguanto más.
Me dobla hacia delante. Apoyo mis manos en las baldosas, y... noc. Mi rodilla suena hueca cuando se azota contra el piso de la tina, con mi peso a cuestas. Mis palmas jabonosas me recuerdan tarde el peligro de resbalar. Me brotan lágrimas de risa y dolor, y Boyfriend jura que quedé coja por el resto de mis días. Hasta aquí llega la función, lindos.
Por creerme sexy. Por dármelas de protagonista de cine porno. Por llevar a cabo otra más de las fantasías que el imaginario colectivo promociona a ultranza. Por no pensar en los inconvenientes de los escenarios “oh sí, dame más” de un cuantay mediático y social.
A saber:
1. La lavadora: Me pregunto, Javiera querida, cómo te quedaron las nalgas después de esa fogosa escena con Boris –que espero por tu bien solo hayan grabado una vez-. Las vibraciones de la máquina en marcha, hay que reconocerlo, tienen su qué se yo, pero despertar al día siguiente con un trasero que no es de acero pero sí lo asemeja en color, no es chistoso. Menos, si el recuerdo en cuestión no solo luce una tonalidad oscura, sino también una leve hinchazón que te palpita cada vez que quieres sentarte.
2. Polvo acuático: Llámese tina, jacuzzi, piscina, lago o mar. Cualquier medio que implique sumergir a los combatientes, entra en esta categoría. Independiente de la temperatura del famoso vital elemento, hay que aclarar: el agua no es lubricante. Todo lo contrario. Consumar bajo burbujas no solo es molesto, y a veces hasta doloroso o meramente imposible, sino que puede resultar en sonidos dignos de Bob Esponja o Nemo. Más hilarante que sexy.
3. Contra la pared: Sexo rudo, improvisado, espontáneo, caliente. Grrr. Del estilo “aquí te pillo, aquí te mato”. Una idea lubricante y con más grados que un Capel de 40, aliñada con la adrenalina del nos van a pillar. Todo perfecto, salvo el no despreciable detalle de la pared misma. Fría, fría a morir, nos deja con la espalda o pezones escarchados. Y qué decir de las texturas granuladas tan comunes. Si no te araña tu pareja, te araña la pared. ¿Solución? Dejar la polera bien puesta, amorosa.
4. Al suelo, baby: El colchón está lejos, o la cama te botó. Como sea, te pillas rodando por las gélidas baldosas del piso de la cocina –ver punto anterior-, o revolcándote por la alfombra. Y sí, podrá ser más suave y calientita en comparación, pero no es apta para alérgicos. Los ácaros arman fiesta entre los tejidos, amorosos, así es que aconsejo arrimarse a las sábanas. No se queje después si anda moqueando o con la piel enronchada. Está prevenido.
5. De resort: Será el aire de vacaciones que genera cierto mobiliario, o el instinto perverso de encochinar lo lujoso, no sé. Pero tirar en el borde de la piscina deja las huellas del granulado antideslizante. La mesa de pool, en tanto, deja una garrotera en la espalda que te la encargo -eso, si resiste los embates de dos cuerpos donde descansaba antes la bola ocho-. Los juegos en el bar, por otra parte, suman al serio inconveniente de tránsito público, el estar rodeados de copas y vidrios que pueden quebrarse al primer vaivén.
Así, puede que el lugar más seguro para los encuentros carnales sea la nunca bien ponderada cama. Ahora, en probar no hay engaño, y lo que no nos mata nos hace más fuertes.
Aunque mi rodilla grite lo contrario.
Me dobla hacia delante. Apoyo mis manos en las baldosas, y... noc. Mi rodilla suena hueca cuando se azota contra el piso de la tina, con mi peso a cuestas. Mis palmas jabonosas me recuerdan tarde el peligro de resbalar. Me brotan lágrimas de risa y dolor, y Boyfriend jura que quedé coja por el resto de mis días. Hasta aquí llega la función, lindos.
Por creerme sexy. Por dármelas de protagonista de cine porno. Por llevar a cabo otra más de las fantasías que el imaginario colectivo promociona a ultranza. Por no pensar en los inconvenientes de los escenarios “oh sí, dame más” de un cuantay mediático y social.
A saber:
1. La lavadora: Me pregunto, Javiera querida, cómo te quedaron las nalgas después de esa fogosa escena con Boris –que espero por tu bien solo hayan grabado una vez-. Las vibraciones de la máquina en marcha, hay que reconocerlo, tienen su qué se yo, pero despertar al día siguiente con un trasero que no es de acero pero sí lo asemeja en color, no es chistoso. Menos, si el recuerdo en cuestión no solo luce una tonalidad oscura, sino también una leve hinchazón que te palpita cada vez que quieres sentarte.
2. Polvo acuático: Llámese tina, jacuzzi, piscina, lago o mar. Cualquier medio que implique sumergir a los combatientes, entra en esta categoría. Independiente de la temperatura del famoso vital elemento, hay que aclarar: el agua no es lubricante. Todo lo contrario. Consumar bajo burbujas no solo es molesto, y a veces hasta doloroso o meramente imposible, sino que puede resultar en sonidos dignos de Bob Esponja o Nemo. Más hilarante que sexy.
3. Contra la pared: Sexo rudo, improvisado, espontáneo, caliente. Grrr. Del estilo “aquí te pillo, aquí te mato”. Una idea lubricante y con más grados que un Capel de 40, aliñada con la adrenalina del nos van a pillar. Todo perfecto, salvo el no despreciable detalle de la pared misma. Fría, fría a morir, nos deja con la espalda o pezones escarchados. Y qué decir de las texturas granuladas tan comunes. Si no te araña tu pareja, te araña la pared. ¿Solución? Dejar la polera bien puesta, amorosa.
4. Al suelo, baby: El colchón está lejos, o la cama te botó. Como sea, te pillas rodando por las gélidas baldosas del piso de la cocina –ver punto anterior-, o revolcándote por la alfombra. Y sí, podrá ser más suave y calientita en comparación, pero no es apta para alérgicos. Los ácaros arman fiesta entre los tejidos, amorosos, así es que aconsejo arrimarse a las sábanas. No se queje después si anda moqueando o con la piel enronchada. Está prevenido.
5. De resort: Será el aire de vacaciones que genera cierto mobiliario, o el instinto perverso de encochinar lo lujoso, no sé. Pero tirar en el borde de la piscina deja las huellas del granulado antideslizante. La mesa de pool, en tanto, deja una garrotera en la espalda que te la encargo -eso, si resiste los embates de dos cuerpos donde descansaba antes la bola ocho-. Los juegos en el bar, por otra parte, suman al serio inconveniente de tránsito público, el estar rodeados de copas y vidrios que pueden quebrarse al primer vaivén.
Así, puede que el lugar más seguro para los encuentros carnales sea la nunca bien ponderada cama. Ahora, en probar no hay engaño, y lo que no nos mata nos hace más fuertes.
Aunque mi rodilla grite lo contrario.
12 comentarios:
Jajajajajja... no se en mi experiencia no han sido tan malas esas fantasias, las que he hecho digamos...
Yo bote el colchon con mi "del momento"; la pared es un clasico y el frio em cachondea mas...
Yo creo q cuando estas embalado como q se te olvidan esos detalles, al menos asi em apsa a mi...
Los consejos super utiles...
Faltaton fantasias eso si eh..
La Oficina del "del momento", en la ofi del jefe del "del momento"; La Mesa, entre otras, pa mi son menciones honrosas" jiji
Saludos
Nikin
y que me dicen de la playa-.... la arena en la raja del poto no es comoda... mas si tienes que volver a la fiesta y mamarte el resto de la noche con picazón gonodal... terrible.
La de la oficina es mas peluo porque siempre termina escuchando la secretaria de al lado...
Pero bueno... sea cual sea el lugar terminay tirando igual.. aunque despues duela alguna parte de la humanidad... lo comío y lo bailao no lo quita nadien...
saludos
Jajajajaja... y cuando se raspan las rodillas con la alfombra??? Y para qué decir que en la bañera después se rebalsa el agua!!! Jajajajaja.
¿Y hacerlo en un bar público??? Bueno tiene varias desventajas... pero a veces la calentura puede más.
Saludos
Mish, es bien raro encontrar este tipo de lectura!, pero es una sorpresa muy agradable.
Vas por buen camino ¿Has pensado en concursar en los cuentos dela Revista Paula?
Cariños y, por cierto, te seguiré viendo!
Sí, es verdad... a veces la cama es la mejor opción... pero, bueno nada cuesta con intentarlo... no?
coincido en que la arena de playa es molesta, y que la cama nunca perdere su sitial, entre tanta creatividad "erotica". Pero la verdad, cuando estamos en esos momentos, se olvidan mcuhas cosas, y entre y dejas que todo continue de la forma menos racional posible.
tu escritos vienen a resfrescar este calido verano..estas ahi, el frente de pc, y presionas las letras precisas....cuidate, besos y abrazos infinitos...
yo.
jajaja
Eres de los pocos Blogs que me dan tanta risa
Juaaaaaaaaa, Marilú, la alfombra, además, si es del tipo boucle, es decir si no es de pleo cortado, raspa, llegando a provocar una suerte de quemadura por fricción... pero ¿honestamente? pared, calle, cocina, bañera, lago, rio, jacuzzi piscina y/o bañera, si bien es cierto que el agua no ayuda con al lubricación, hay ciertos truquitos.
Bañera, amor, es necesario mucho cuidado, pero también está bueno.
En realidad, hay muchas formas más que interesantes y todas ellas, si se las hace con un cierto cuidado y algo de pericia resultan altamente excitanes.
Un beso
Independiente de donde nos pille la pasion (u otra cosa) lo que menos importara será el lugar...
Creeme que yo decia que en lugares publicos o calle nunca hasta que cai, ja ja ja
Cuidate y gracias por tu visita.
Ufff... lo reconozco, "se me fue" la playa y la arena. La oficina, bueno, califica para la pared, el suelo, la mesa, ¿no?
Y sí, concuerdo plenamente con que la temperatura del momento permite hacer malabares y olvidar los percances... solo recomiendo un mínimo de cuidado, no les vaya a pasar lo que a mí y tengan que dejar la función hasta el primer acto no más.
Besos a todos.
LAS FINAS ARENAS DE PLAYA BLANCA EN LA 8VA REGIÓN
La arena pegada en la espalda sudada, el olor a mar, las manos atrapadas entre los elásticos y lo peor no eran los 30 grados a la sombra si no las personas que estaban atentas al pecaminoso espectáculo...
y a mi...no me importo...:D
Holaaa!!
Hace una semana o yo qué sé me dejaste un comentario y he decidido hacerte una visita. Me alegro de haberlo hecho :)
¿Esto lo has escrito en frío verdad? jejeje porque a mí la verdad me da igual lo que se me clave, la pared, la alfombra, todo...jajajaja
Escribes realmente bien ;)
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